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domingo, 5 de junio de 2016

Paz. Amor. Fraternidad-Universal.

Era un jueves por la noche. Hacía cinco minutos que había vuelto del trabajo. Estaba cansado, explotado y arto de luchar por mantener su puesto pese al poco dinero con el que le recompensaban. No había nada más. Una vez que se quedase fuera… sería casi imposible encontrar un trabajo nuevo con un mínimo de condiciones saludables, sobretodo mentalmente. Además no era exactamente joven… pasaba los cincuenta. ¿Dónde la iban a contratar?

Se desplomó en el sofá y de manera casi involuntaria encendió la tele. Él era de ese porcentaje de personas con esa manía de encender el televisor nada más llegar a sus casas, incluso antes de irse a cambiar o al baño a mear. Y según la encendió cayó en el sofá como un plomo que se hunde en el océano. Ni siquiera se había quitado el abrigo. Al entrar en la casa y saludar, su mujer le había informado de que estaba en el cuarto de baño, con su nieto, que se estaba dando un baño. Claro, era jueves, casi se le olvida;  todos los jueves de cada semana volvían a ser “padres”.

A si que él, mientras esperaba a que terminasen, zapeaba por los distintos programas basura que gobiernan la pantalla. Finalmente se decide por las noticias pero ¿para qué? Para oír cómo cada día hay más personas en el paro; cómo se mueren en las guerras los países de al lado y nosotros les damos la espalda; cómo los políticos hacen tramas manipulativas para ser los ganadores del teatro social; cómo cada día la famosa “crisis” va tragándose a locales y servicios públicos. ¿La educación? ¿Qué es la educación en comparación con el sueldo del presidente del govierno? Por no hablar de los desastres de la sanidad. ¿A quién le iba a importar la salud de la gente de a pie, cuando los ricos tienen dinero para pagarse sus lujosos hospitales privados? La paz brilla por su ausencia, el amor tal vez se esconda bajo las piedras; y es que la vanidad aterroriza a cualquiera. Y esa es otra, los actos terroristas que últimamente acorralan nuestros mundos. ¿Qué cabeza puede pensar con tanta maldad? ¿Cómo existe gente que pueda usar vidas humanas para satisfacer sus propios  beneficios? ¿Dónde está su moralidad? Religión, cultura, venganza. “Ojalá pudiésemos ser una fraternidad universal. Un mundo en el que todas las personas se respetasen, se cuidasen…”

Y mientras divagaba y se enfurecía con el mundo. Su nieto salió corriendo por el pasillo diciendo que era un avión que aterrizaría en breves momento sobre la pista del aeropuerto. Y claro estaba, la pista de aterrizaje era su abuelo. Cogiendo carrerilla se lanza, sobrevolando el aire y cayendo en los acogedores brazos de su abuelo. Se dan un abrazo que parece eterno. “Justo lo que necesitaba en estos momentos” piensa para sus adentros.

De fondo, las noticias hablan sobre la guerra en Siria, bombardeos y cientos de muertos son los protagonistas de la pantalla.

-Abuelo ¿Por qué hay guerras? Yo no quiero que la gente muera – le preguntó su nieto algo conmocionado ante las imágenes televisivas.

Al parecer ya el pequeño de la casa se iba haciendo mayor y poco a poco, día a día, descubría un poquito más de ese mundo en el que vivía.

- Pues… - comenzó diciendo él a la vez que cogía aire dando un profundo resoplido.

- Bueno, no te preocupes, no hace falta que me lo expliques. Yo ya lo se. Muchas de esas personas que matan lo hacen porque un malo se lo dice, les ordena que es lo que tiene que hacer y ellos por miedo no dicen que no; es como los villanos de las pelis de los superhéroes solo que aquí en nuestro mundo aun no ha llegado ningún superhéroe que nos pueda ayudar a vencer a todos esos malos. Y las razones por las que mandan matar… bueno eso no estoy seguro, pero creo que es porque no se ponen de acuerdo unos con otros o algo así y en vez de solucionarlo hablando usan las armas, cosa que no está nada bien. A nosotros en el cole nos enseñan lo importante que es compartir, preocuparse por los demás, ayudar. Nos enseñan que hay que ser educados, respetuitivos… respetiosos… respe…

- ...tuosos – le ayudó su abuelo.

- ¡Eso, respetuosos! Gracias. Respetar a los demás incluso cuando no tienes las mismas opiniones. Y cuando alguien en el patio te pega o te hace algo que no te agrada no hay que devolvérsela, nunca pegar, sino que hay que decirle que pare y que por favor no lo haga otra vez porque no te gusta y si te sigue sin hacer caso, se lo dices a un profe. Pero también nos enseñan a retarnos a nosotros mismos y a pedir ayuda si la necesitamos, a veces en equipo se trabaja mejor que uno solo. Creo que a muchos de vosotros, los mayores se os han olvidado toda esta clase de cosas que os enseñaron de pequeños. Tal vez si alguien estuviese ahí para recordároslo no habría tantas guerras ¿no crees?

- Sí, estoy totalmente de acuerdo contigo; creo que tienes toda la razón. – le dijo a la vez que le miraba con ojos de admiración.

- Bueno pequeño, deja de darle charlas al abuelo y vamos a leer un cuento – dice la abuela que llevaba unos minutos en la habitación escuchando la conversación.

Y tras darle un beso a su abuelo, sale corriendo; bueno, mejor dicho volando cual avión para aterrizar en la cama de su habitación.

Pausadamente, él se levanta, se quita el abrigo colgándolo en el perchero. Va hacia su habitación para ponerse cómodo y a la que pasa por el pasillo oye la dulce voz de su mujer leyendo un cuento a ese pequeño genio que da lecciones morales.

Vuelve al salón pero esta vez apaga la televisión. Se envuelve en sus pensamientos hasta que su mujer se sienta a su lado sacándole de su ensimismamiento.

- ¿Qué haces aquí con la televisión apagada?

- Creo que nuestro nieto tiene razón – comienza diciendo muy serio – tal vez nosotros los adultos olvidamos lo básico de nuestro aprendizaje, creo que nos olvidamos de aquello que realmente es importante, aquello que una vez nos enseñaron, como convivir, compartir, empatizar… Nunca conseguiremos ser una fraternidad universal si no nos respetamos, si no mostramos amor por la vida ni por el ser humano. Si no hacemos nada de eso la paz siempre será nuestra utopía en vez de nuestra realidad. Tal vez debería haber un niño representante de lo esencial, un niño que cenase con el gobernador, un niño que participase en los debates políticos y fuese a jugar al golf con el presidente del estado. Tal vez deberían ser los niños los que gobernasen este planeta en el que vivimos y estoy seguro de que de esta manera el mundo sería más feliz, más sincero… Tal vez de esta manera no nos pelearíamos por trozos de tierra ni llevaríamos las banderas tatuadas en la frente. No se… no se… se que todo esto suena a locura pero… creo que con los años nos corroemos, nos manipulan hasta a los que se creen inmanipulables y algunos acaban convirtiéndonos en seres avariciosos, posesivos e “intocables” para sus ojos, mientras que otros nos vamos dejando llevar hasta quedar colgados por los hilos de una marioneta que nos balancea en el vaivén del teatro que nos toca representar.

Dicho esto,  su mujer le agarró fuertemente de la mano y sin decir nada decidieron irse a la cama. Mientras se intentaba dormir, seguía pensando en la idea del representante niño. “Desearía que a partir de mañana el mundo fuese gobernado por niños” se dijo a la vez que el sueño le vencía. Y lo que no sabía es que a la vez que formulaba su deseo una estrella fugaz cruzaría el cielo para convertir su sueño en realidad.
¿Y tú que pensarías si al levantarte mañana descubrieses que los representantes de los partidos políticos, los alcaldes, los presidentes, el gobernador y todos los altos cargos que manejan el mundo fuesen unos niños?

Para Jose Ignacio Lopez Colón,
nunca dejes de soñar con la fraternidad-universal.

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